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Editorial: Nicolás Acuña renuncia a TVN ¿Se avecinan tiempos mejores?



La “renuncia” de Nicolás Acuña al cargo de director de programación de TVN ha sido la noticia televisiva del día.  Una de las cosas que llaman la atención es la reacción de “celebración” que se ha visto en algunas cuentas de Twitter y en foros (Fotech, sí) producto de la noticia. Nos encantaría sumarnos al festín, porque obviamente también queremos una televisión pública recuperada, pero preferimos ser cautos. La salida de Nicolás Acuña no garantiza en absoluto que TVN vaya a salir pronto del abismo, aunque sin duda es un primer paso, uno que tardó demasiado, uno que era necesario dar hace bastante tiempo. Porque el talentoso realizador de series tan notables y aplaudidas como El ReemplazanteLos Archivos del Cardenal y Sitiados claramente no tuvo la misma habilidad en el cargo que ocupó durante el último año.

Convengamos en que la labor de Acuña dejó bastante que desear desde el comienzo, principalmente por su falta de táctica al estrenar productos. Y hacemos énfasis en ese punto porque queremos ser claros en nuestra postura: creemos firmemente que TVN pasa por uno de sus mejores momentos en cuanto a contenidos. Y si bien rating no refleja calidad (premisa que jamás nos cansaremos de repetir), es el sustento de un canal que se autofinancia desde hace veinticinco años, para lo cual debe competir de igual a igual frente a las estaciones privadas que hoy le sacan más ventaja que nunca. ¿Por qué, si TVN ofrece hoy mejores contenidos que de costumbre, el rating no lo acompaña?

Desmenucemos un par de hipótesis. Hace exactamente un año, Carmen Gloria López, en su primer discurso ante la prensa como directora ejecutiva durante el lanzamiento de la nocturna No Abras la Puerta, afirmaba que quería tratar a los telespectadores “como ciudadanos y no como consumidores”. Suena hermoso, pero utópico para una señal que debe autofinanciarse. López y Acuña seguramente tenían las mejores intenciones y en gran medida fue lo que hicieron o intentaron: tratar al público como ciudadanos. ¿Entonces el problema es el público que quiere ser tratado como consumidor y no como ciudadano? Los 22 puntos de rating que ayer promedió Manos Al Fuego contra los 3,9 de El Informante (con Carmen Gloria Quintana invitada) parecen avalar eso.  Y en parte, no se puede negar que la televisión enajenante tiende a ser la más exitosa. Es tentador, por lo tanto, echarle la culpa al público, asumir sin más que la basura entretenida funciona y los espacios culturales/informativos no. Pero ciertas excepciones a la regla nos llevan a afirmar que el problema de fondo no es ese, y aun si lo fuese, la misión de quienes hacen televisión pública es precisamente revertir eso. De poco sirve hacer un gran programa si la gente no lo ve, hay que saber posicionarlo, hay que saber venderlo, hay que conseguir que la gente lo vea. En otras palabras, hay que aunar al ciudadano y al consumidor, porque el telespectador promedio es un consumidor nos guste o no, un agobiado que enciende el televisor para sacarse el cerebro y dejarlo descansando un rato ejerciendo así un derecho.  Seamos justos, López y Acuña probablemente lo sabían y al menos trataron de apuntar a eso: construir una televisión pública entretenida que además entregara contenido. Más allá de qué tan bien lo lograron, creemos que el problema tampoco va por ahí.

¿Qué fue lo que falló? Volvemos al inicio: la gestión de Nicolás Acuña. Varias fueron las decisiones programáticas cuestionables que podemos enumerar, y que afectaron especialmente al área dramática; sostén del canal público por tantos años y cuyo debacle, por lo tanto, perjudicó la parrilla completa, desde el matinal hasta el noticiero central. Exactamente lo contrario que ocurría en Mega al mismo tiempo.

La inédita decisión de sacar Caleta del Sol del tradicional horario de las 20 hrs terminó por matar el producto y a la vez el horario para TVN: la mencionada teleserie pasó de marcar 5 puntos a las 20 horas a marcar 2 puntos a las 17 horas, mientras que el horario mismo de las 20 horas también cayó aún más al ser ocupado por películas. Los días de emisión que le quitaron a No Abras La Puerta en el horario nocturno le quitaron continuidad a la nocturna y pasó de marcar 10 puntos fieles a 6 en sus últimos capítulos. Cuando todos los esfuerzos estaban puestos en Matriarcas La Poseída, con el peso del regreso a las teleseries de Verónica Saquel y Rodrigo Sepúlveda en la producción ejecutiva de dichas telenovelas, respectivamente (y cuya experiencia se ha notado en pantalla en dos producciones que efectivamente han resultado ser de calidad), la decisión de estrenarlas compitiendo directamente contra los capítulos finales de dos fenómenos de Mega (Pituca sin lucas y Fatmagul) en lugar de esperar un par de semanas, tiró al tacho las posibilidades de éxito, y solo dieron cuenta de un intento desesperado por subir algunos puntos para salir del hoyo. El problema es que los puntos que ambas producciones subieron para TVN no se han mantenido, especialmente luego de que ambas vieran afectada su continuidad por la Copa América. Decisiones como esta, que dan cuenta de malas estrategias, son las que han hundido a TVN, más que la calidad o las características de la programación en sí.

La salida de Acuña no es motivo de celebración para nosotros, aunque sí de cierto alivio y de esperanza en lo que venga ahora. Pero obviamente lleva consigo una incertidumbre: su sucesor (esperemos que lo haya luego) tiene la difícil misión de levantar el canal, y es de esperar que eso no signifique un retroceso en los contenidos por reconquistar los números. Porque al menos por nuestra parte, queremos que productos como La Poseída, Sitiados o El Informante se respeten, se potencien y sigan teniendo el espacio que hasta ahora han tenido.

1 comentario:

  1. Nunca mejor dicho estimados: TVN tiene que tener un elemento diferenciador, un plus que la haga reconciliarse con la audiencia que hoy les da la espalda. Si innovan y si usan su cerebro para hacer cosas con sentido, pero entretenidas a la vez, de seguro que tendrán un futuro esplendor. Partamos de hecho con sacar a Viñuela de la red estatal, si no sirve para absolutamente nothing, todo lo que él haya animado, aunque el formato haya sido bueno, termina siendo un fracaso (y merecido).

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