Por Víctor Herrera
A propósito de las nominaciones a
los premios Emmy que se dieron a conocer la semana pasada y que
reconocen lo mejor de la televisión en Estados Unidos, y a riesgo de que me acusen de admirador de la cultura popular yanqui (en parte, solo en parte, asumo que lo soy), no puedo evitar lamentar que no exista algo similar en la televisión
chilena.
Más allá del carácter wanna be gringo del título (si le moslesta, no lo siento), he aquí seis (grandes) razones de por qué la televisión chilena debería tener sus propios premios anuales televisados, con alfombra roja y parafernalia incluidas, y cuyos nominados y ganadores debiesen ser elegidos por una agrupación de gente de la industria misma que sepa del asunto (o quizá, para evitar conflictos de interés, por periodistas de espectáculos):
Más allá del carácter wanna be gringo del título (si le moslesta, no lo siento), he aquí seis (grandes) razones de por qué la televisión chilena debería tener sus propios premios anuales televisados, con alfombra roja y parafernalia incluidas, y cuyos nominados y ganadores debiesen ser elegidos por una agrupación de gente de la industria misma que sepa del asunto (o quizá, para evitar conflictos de interés, por periodistas de espectáculos):
1. La
alfombra roja televisada funciona en Chile
Llama la atención que el Festival
de Viña, el evento del espectáculo con mayor cobertura y saturación en este país, haya tenido que
llegar a manos de Chilevisión para que se les ocurriera televisar y comentar la
alfombra roja de la gala. Independiente de si lo han hecho bien o mal, lo indiscutible
es que les ha resultado con creces en sintonía y a la teleaudiencia le interesa
ver un evento así. En una entrega de premios de televisión, una alfombra roja previa
que reúna a rostros nominados y presentadores del mismo medio sería mucho más
pertinente y justificado que lo que ocurre en Viña, donde gran parte de los
invitados tienen poco o nada que ver con el certamen.
2. Lo
dijo Mario Kreutzberger
He buscado links para respaldar
esto, pero no los encuentro. Así que a riesgo de equivocarme, podría jurar que
cuando don Francisco fue galardonado con un Emmy a la trayectoria hace algunos
años (o bien puede haber sido cuando Sábado Gigante fue nominado al galardón en
2003), el animador afirmó en la prensa que en Chile debería existir un premio
similar que reconociera lo mejor de la televisión. Y bueno, les guste o no, don
Francisco es don Francisco.
3. Simplemente... entretención
Un evento anual televisado que
reúna a las figuras (animadores, actores, conductores de noticias) de los
distintos canales de nuestra tele (y que no sea la Teletón), pero al mismo tiempo
a los creativos detrás de cámara que el común de la gente no conoce, donde
exista la expectativa de quienes ganan y quienes no, podría ser una instancia entretenida.
Farándula sana, si se quiere.
4. Sería
un incentivo real para mejorar la calidad de nuestra televisión
Un galardón mediático y que sepa
construir prestigio, que se entregue anualmente a lo mejor de la TV nacional en
distintas categorías (en categorías que valgan la pena y no, por ejemplo, a la
mejor opinóloga de farándula) podría significar un incentivo para que los
ejecutivos y creativos de los canales se esfuercen por mejorar sus contenidos. El
rating no puede ser el único referente de lo que se hace bien y lo que se hace
mal. Es más, no debiese ser referente, simplemente.
5. Lo
bueno hay que reconocerlo
El comentario masificado,
lapidante y pretencioso según el cual “la
televisión abierta chilena es mala ¡viva el cable!” no es algo que comparta. Es cierto
que la parrilla está repleta de basurillas, pero también hay productos como Zamudio, Sitiados, La Poseída, Príncipes de Barrio, Fabulosas Flores, El Informante, Lugares que
Hablan, City Tour, Habitantes del Pacífico, por nombrar solo algunos que se han emitido durante el último tiempo en televisión abierta, que no
caen en esa categoría a mi juicio. Hay una diversificación y mejora especialmente
en la ficción (series y teleseries) que pasa desapercibida entre tantos malos
programas exitosos. No nos miremos tan a huevo.
6. En Chile NO hay ninguna premiación de buen nivel para la televisión.
Aquí me explayaré. Para eso
necesito referirme a varias de las premiaciones más conocidas que incluyen a la
televisión, explicando (con respeto, espero) por qué, ninguna de ellas,
es suficiente:
El Copihue de Oro, premio organizado por el diario La Cuarta, se
autoproclama el premio de la gente. Pero lo cierto es que, si bien los ganadores
se eligen mediante SMS y cupones del diario (lo cual ya hace cuestionable su
representatividad –recuérdese a Rogelio Rojas y su plan para que ganara RafaAraneda-), los nominados son elegidos por el propio diario entre cuatro paredes
y son los mismos siempre. Así, por ejemplo, las categorías de actor y actriz de
televisión, siempre cuentan con la presencia de nombres como Jorge Zabaleta,
Carolina Arregui y María Elena Swett. Y no tengo nada contra ellos, que malos
actores no son, pero el mencionado medio se preocupa de nominar permanentemente
los nombres más populares, a veces por trabajos que ni siquiera han sido
estrenados al momento de hacer pública la nómina, y omitiendo actuaciones
mejores brindadas por nombres menos conocidos… De manera que el premio se
convierte en un concurso de popularidad, más que un verdadero reconocimiento a
lo mejor.
El caso de los Premios TVGrama es similar al anterior,
aunque incluye nóminas más grandes (y por lo tanto abre el abanico de
posibilidades), los nominados también se eligen por el medio dentro de cuatro
paredes para que el público elija.
Los Premios Fotech, que se hacen hace varios años en sus foros y cuyos
nominados y ganadores se eligen entre usuarios foristas, recién hace un par de
años se volvieron un poco más mediáticos. ¿Cuál es su gran problema? Que para
empezar a hacerse mediáticos tuvieron que convertirse en una réplica a menor
escala de los anteriormente mencionados. Si bien los nominados siguen siendo
escogidos por sus foristas, para escoger ganadores se sumó la mensajería de texto, con lo que pierden
todo intento de “seriedad”.
Creo que aquí seré impopular. Las
premiaciones anteriormente mencionadas tienen un factor común: más allá de los
cuestionables formas de elección de nominados y ganadores, son supuestamente “premios
del público”, y por lo tanto, no podemos tomarlos en serio. ¿Por qué? Porque ya hay un “premio” del público: se llama
rating, y es obvio y esperable que aquello que gana en rating, sea también lo
que se imponga en esas premiaciones donde la masa vota… y eso es precisamente
lo que ocurre, pues se trata de concursos comerciales de popularidad que se cuelgan de la sintonía.
Vamos ahora con los premios “serios”,
los prestigiosos, esos donde vota gente que, supuestamente, sabe y elige a
conciencia:
Los Premios Altazor, actualmente en peligro de extinción. Su “problema”
(para el tema de este artículo) es que nunca han sido de televisión, sino de las
artes en general y son entregados por los propios artistas agrupados en
colegios de premiación de acuerdo a distintas áreas. Por eso incluían solo cinco
categorías de TV (actor de televisión, actriz, dirección género dramático, guion,
dirección programa) dentro del área de Artes Audiovisuales. Si bien por mucho
tiempo su ceremonia de entrega se emitió por TV, no era precisamente un evento
glamuroso, más bien era una instancia de deliberado anti-glamur, fiel al estilo
rupturista “shuperloco” de nuestros artistas… Por lo mismo jamás funcionaron del
todo como evento mediático.
Los Premios APES (de la Asociación de Periodistas de Espectáculos), que
se televisaron durante los 90s, que desaparecieron, que recientemente han
reaparecido y que mucha gente ni siquiera sabe si aún existen, se han caracterizado por un irregular funcionamiento a lo largo de
su historia: categorías que aparecen, que desaparecen, que se fusionan,
entregas anuales que se convierten en entregas cada dos años… Y en su última
edición hasta incluyeron categorías para premiar a los actores turcos (sin
comentarios... bueno sí: oportunismo puro).
Conclusión: los premios más
mediáticos son un concurso de popularidad carente de seriedad alguna, mientras
que los premios en serio, para efectos televisivos, no son mediáticos.
Yo quisiera una premiación cuyos
nominados y ganadores sean escogidos por gente (¿periodistas de espectáculo o profesionales
de la industria agrupados por especialidad?) que evalúe crítica y cualitativamente
los contenidos, ojalá sin importar el canal, ojalá sin importar el rating, de
manera que el galardón tenga real prestigio, pero que al mismo tiempo se
convierta en un evento mediático, entretenido, televisado y bien hecho que brinde instantes para el recuerdo. O sea, aunque suene wannabe… yo quisiera los
Emmy chilenos.
Excelente columna: En rigor, las ceremonias de premiaciones, algo que yo siempre he defendido su existencia, es entretención y de la buena. ¿Porque a quién no le gustaría ver reunidos a los famosos que se hacen conocidos dignamente reunidos en una noche y siendo reconocidos, ya sea por el público o por sus pares? Eso me pasa a mi con los eventos gringos, principalmente los de música: Me da orgullo ver a mis artistas favoritos juntos en una gala, lo cual demuestra compañerismo y amistad por sobre todo.
ResponderBorrarSobre los premios anteriormente reprobados: ¿Alguien sigue leyendo la TV Grama? Con el estado actual de esa revista y de nuestra tele, la publicación debería jubilar, sino, deberían pegar el salto a la digitalización (mira que su sitio web parece del 2003). Los Copihue de Oro son tan serviciales a la farándula que los ponen junto con los programas de concursos (o sea un camión de HELLO), y bueno, Fotech es un bar donde se juntan barrabravas de canales a decir "mi novela turca la lleva", "no, mi novela turca es mucho mejor", no creo que sea un aporte y se mediatizaron gracias a que se declararon pro-farándula, algo que rechazo.
Y bueno, los Altazor están en peligro de extinción por el elitismo mismo de la cultura. Y los APES ya no existen.
Reitero mis felicitaciones por tu columna y ya empecé a recomendar el sitio en mi blog www.lateleseguncaamano.com (no es promoción, es para que entre todos rememos por un mismo destino: La recuperación de la TV de calidad en Chile, que es lo que nos motiva y que muy pocos comprenden).
Saludos.
Gracias, Roberto, por pasar, comentar y por la recomendación. Pasamos seguido por tu sitio, aunque no hayamos comentado. Saludos!
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