Crítica Telesérica: "Papá a la Deriva", sin conflicto a la vista

Viernes 12/09/2015

Por Víctor Herrera

La actual teleserie vespertina de Mega tiene una característica evidente que ha sido señalada hasta el cansancio por distintas voces, característica que ha sido reconocida incluso por la propia autora de la teleserie (Daniella Castagno, que escribe esta telenovela con el mismo equipo junto al que escribió "Vuelve Temprano") y que es ineludible mencionar. La historia de Violeta y Bruno es un claro intertexto de "La novicia rebelde", aquel relato de un capitán padre de varios niños, viudo y estricto, que se enamora de la niñera, una mujer alegre y bondadosa que logra congeniar a la perfección con dichos infantes. El gran problema de "Papá a la Deriva" es que no es ni de lejos la primera telenovela en tomar como referente aquel clásico de 1965 (que a su vez se basa en una obra musical y en una novela). Dicho argumento ha sido reelaborado por producciones como la argentina "Grande Pá", la española "Ana y los siete" y en parte por la telenovela argentina "Floricienta" (en este caso era el hermano mayor de unos huérfanos que cumplía rol de padre). Todas estas producciones fueron emitidas en Chile, ya sea como adaptaciones locales o en su versión original. La teleserie más reciente con un argumento similar fue "La Chúcara" (TVN), pero esta última tenía una pareja protagonista con personalidades ariscas y atípicas del género y contaba con un sustento dramático potente que le impregnaban un aire de novedad y frescura del que "Papá a la Deriva" carece. Esta teleserie llega en un momento en que dicha historia está tan trillada en la pantalla chica y aportando tan pocos elementos nuevos que se siente como una telenovela más, de esas totalmente intrascendentes que han pasado por nuestra pantalla en los últimos años. 

La principal carencia de la teleserie de Mega es la debilidad de conflicto, que es el motor de una obra dramática. En el caso de una telenovela convencional, el conflicto generalmente tiene relación con el motivo que impide que la pareja protagonista pueda estar junta: un secreto del pasado, una venganza, un gran engaño, etc. Y en "Papá a la Deriva" no hay un  motivo de peso que lo impida. Lo poco que hay de conflicto no es un sustento real, sino una ilusión, porque la mera diferencia socioeconómica es una distancia demasiado básica después de más de tres décadas de teleseries nacionales y porque el embarazo de la antagonista ("Rosario" interpretada por Francisca Imboden) puede ser un motivo fuerte y creíble para que se lleve a cabo un matrominio sin amor en el siglo XIX (véase "La Poseída") pero no precisamente en 2015, menos cuando el personaje de Imboden tiene tan poca llegada con los niños y el viudo con cuatro hijos lo intuye.

En lugar de desarrollar una historia en base a un conflicto sólido, la teleserie de Mega opta por tratar de ser verosímil apelando a la identificación en base al humor, la simpleza y la cotidianidad, lo cual es una opción válida. Hay, de hecho, situaciones que pese (¿o gracias?) a los clichés resultan emotivas, tiernas, creíbles y reconocibles. Sin embargo, todo eso se ve ensuciado cuando la caracterización forzada de algunos personajes es lo más cercano a malas y trilladas caricaturas y lo más lejano a lo verosímil, derivando en una comedia romántica que falla precisamente en el humor, más propio de sketch malo que de la telenovela bien hecha. Así por ejemplo, Fernando Larraín (que aunque le den personajes distintos, los hace todos iguales) en el rol de instructor de la Escuela Naval es la excusa perfecta para imponernos por enésima vez sus gritos agudos y antojadizos como recurso supuestamente cómico.

Junto con las correctas interpretaciones de gran parte del elenco, incluyendo a los protagonistas y a las figuras juveniles (donde destacan Francisca Walker y Renato Jofré como Bárbara y Diego, respectivamente), la Escuela Naval es quizá uno de los aspectos más rescatables en cuanto mundo particular para retratar y dar a conocer. Es una lástima que no se ahonde en serio en ese mundo y quede más bien como un borroso telón de fondo, como un elemento llamativo y novedoso pero que no constituye un espacio vívido. Algo similar ocurre con la rivalidad político-electoral que se esboza entre los personajes de Vicky (Solange Lackington) y Berta (Maricarmen Arrigorriaga), uno de los pocos núcleos cómicos efectivos gracias al talento de las actrices. Pero todo lo que hay de retrato social y contingencia son meros pincelazos.

Ante la ausencia de un drama auténtico, la trama busca sustentarse en tiernas relaciones entre personajes y en anécodtas menos divertidas de lo que pretenden ser, que pueden brindar mediana entretención y emoción, pero dificilmente cautivar como lo hace una buena historia, de esas que no se sabe hacia dónde van. "Papá a la Deriva" es de esas teleseries para ver con poca concentración mientras se hacen mil cosas más, porque no entrega ni exige tanto. Una más de esas que le dan al público lo que espera ver, no lo que lo podría sorprender. Una más de esas que no indagan en las posibilidades del género de la telenovela, sino que lo estancan aplicando formulas demasiado conocidas, que ya vimos en incontables producciones. Una más de esas que en su momento son éxitos de audiencia, pero pronto son olvidadas... Como tantas del último tiempo.

Lo mejor: Solange Lackington en un personaje entrañable (no su mejor rol, pero sí el mejor de aquí).

Lo peor: La historia, su falta de sustento y novedad.

Calificación:
5

Regular

Escala

"Papá a la Deriva"

Mega, 2015

Dirección: Felipe Arratia.

Guión: Daniella Castagno, Alejandro Bruna, Paula Parra, Felipe Rojas, Raúl Gutiérrez.

Producción Ejecutiva: Daniela Demichelli.

Producción General: Claudia Cazenave.

Dirección Segunda Unidad: Mauricio Lucero.

Dirección General Área Dramática: María Eugenia Rencoret.

Con la actuación de: Gonzalo Valenzuela, María Gracia Omegna, Francisca Imboden, Solange Lackington, Claudio Arredondo, Fernando Larraín, Ignacio Achurra, Maricarmen Arrigorriaga, Simón Pesutic, Fernanda Ramírez, entre otros.